I Nos habíamos prometido a la falacia antropomórfica cuando sonó el timbre con su alegre canción, a menudo anuncio de catástrofes hechizas, hecatombes menores y otros desconciertos y desconexiones, ampliándose conforme van apareciendo en la pantalla del alma. Después volvió la luz, siendo el verano tierra de apagones. La conversación retomó los habituales meandros de su cauce. Pensé que esta rodilla dislocada en el río de lo que hablamos no requiere la operación recetada: habrá que dejar que inunden sus aguas, con el crepúsculo, nuestras mejores ideas. La huelga de transporte, en cambio, continuará. La ciudad quedará flotando en capas y capas de silencio —cada una con su propia temperatura y densidad— con palabras oportunas, a prueba de pensamiento.
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La operación acertada
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I Nos habíamos prometido a la falacia antropomórfica cuando sonó el timbre con su alegre canción, a menudo anuncio de catástrofes hechizas, hecatombes menores y otros desconciertos y desconexiones, ampliándose conforme van apareciendo en la pantalla del alma. Después volvió la luz, siendo el verano tierra de apagones. La conversación retomó los habituales meandros de su cauce. Pensé que esta rodilla dislocada en el río de lo que hablamos no requiere la operación recetada: habrá que dejar que inunden sus aguas, con el crepúsculo, nuestras mejores ideas. La huelga de transporte, en cambio, continuará. La ciudad quedará flotando en capas y capas de silencio —cada una con su propia temperatura y densidad— con palabras oportunas, a prueba de pensamiento.