Gramática
Anuncian lluvia para hoy como todas las mañanas cuando nos miramos a los ojos y alabamos los grandes discursos en el silencio de nuestras mentes respectivas. Hablando de mentes, que raro ¿no?, que lo que nos distingue de otros animales, además del idioma sea el sufijo adverbial. Hay que adverbializarse, dicen para hacer ciertas cosas, coger con ciertas personas, algunas desagradables, otras destinadas a la nota al pie de cualquier leyenda urbana, un último chascarrillo antes de dormir, el chiste ofensivo inventado minutos después del terrible accidente, la catástrofe y su publicidad. Hay que mirarse en los espejos que construyen y a la vez y con el tiempo desatornillan la idea de ciudad. ¿No podría ser éste uno de los grandes misterios de la vida nocturna? (Uno anda por ahí con las ideas sueltas entre semáforos, y la fama con que contaba para el alquiler se disuelve en la consciencia colectiva y sus ad láteres en red. Cuando se da cuenta, esa ludopatía ya no le alcanza para ahorrarse ni el silencio.) Previo aviso, los adverbios quedan en la reserva de semillas que un agricultor incansable, incantable y tostado por el sol, un canalla vestido por su mujer, armado con la impresión de que toda cosa dura poco, acertada o acerada en la fragua del fracaso, desea construir a pocas millas del norte. Aunque son demasiadas las alhajas que el nuevo sistema de puntuación espera organizar, dice enfático el agricultor en su video, parece que incluirá varias de las mejores pesadillas, con aportes oníricos de voluntarios de toda la provincia. Añadió, a través de la ventana oculta de sus ojos, que se verá el principio de la estepa con todo y sus lobos y demás depredadores protegidos. Y a la entrada, estará su colección de insectos enteros de otro mundo, ya muertos y la mayoría clavados en el alfiler de una palabra inhóspita. Las dudas se cancelarán automáticamente a principios de mes. La tostadora empírica de un año anterior acelerará varias ideas, mientras que la explosión de globos con forma de ruinas de animales, nos acercará a los jueves. Esta ingeniería tendrá lugar en cámaras herméticas, impermeables a la opinión del público. Dice nuestro agricultor, limpiando los cristales de sus antiparras, que ya se sabe cómo la ignorancia se tiñe de susto al ser detectada. Ese baño de palabras sueltas, gemidos, suspiros y otras manifestaciones del deseo en curso tampoco ayuda. (El eco despedido, desplegado y despejado, se desvanece en cuestión de años una vez desagradecido el primer amor, un último gol en propia puerta.) Habrá recursos donados por ángeles fumadores y doncellas que se tocan en pantalla. Las damas de la moda de la caridad acarrearán tumores y otros fragmentos expansivos de la realidad en bolsas de escombros decoradas por sus grandes marcas. Se verá cómo el progreso domina todos los campos de la agricultura espiritual. Los horarios, el sol y la luna en sus varios tránsitos, ciertas derrotas morales y varios triunfos de la gramática lo atestiguarán. Por lo demás, deseamos que sepan comprender las molestias. La escalera mecánica funcionará hasta los próximos días, una mañana más.